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Tres Rebeliones

19, julio | Sin comentarios

De sobra es conocido mi amor por el tres al que considero un número mágico. Aún recuerdo una exposición en que explicaba que en todas las religiones  es un número muy apreciado, místico podríamos decir. De hecho, marca incluso las etapas de la vida de las personas la juventud, la plenitud y la madurez.  Esta última muy poco puesta en valor en estos tiempos, donde la experiencia es un valor del que prescindir en muchísimas organizaciones y que algún día se pagará caro, carísimo.

 

Este desprecio por la etapa de la madurez es algo que sufrimos de forma especial el género femenino, donde las diosas viejas han sido ocultadas y en la actualidad despreciadas, en un mundo donde los modelos de belleza son eliminar cualquier signo del paso del tiempo.  Y a mí me parece penoso no saber envejecer con dignidad, no saber que el tiempo mejora lo bueno y que lo que cambia es la forma de abordar las cosas desde la serenidad y la sabiduría.  Ahora bien,  entiéndase que eso no significa dejar de cuidarse y mimarse, simplemente significa respetarse como paso previo para amarse y ser capaces de amar a los demás.

 

Pero no era este el tema del que hoy quería hablar. Hoy voy a  hablar de Rebeliones. Rebeliones que no Revoluciones.

 

Se trata de dos conceptos  muy distintos ya que la Rebelión es una sublevación  y hostilidad frente a los poderes del estado y en el caso de la Revolución de un  cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales. No es lo mismo sublevarse que dar un golpe de estado y cortar cabezas como pasó en la Bastilla.

 

En los tiempos actuales estamos más ante Rebeliones que Revoluciones y quizá por ello no se produce un cambio. Solo sublevaciones aisladas. Los 15M, las primaveras árabes, las manifestaciones en diferentes capitales europeas,  los manifiestos, las recogidas de firmas, las plataformas tipo change.org, avaaz.org,  etc. Vivimos tiempo de Rebeliones.

 

Hace pocos días estuve en la presentación de un libro titulado “rebelión en las marcas”y su autor es Fernando Olivares.  No pude evitar correlacionar esta rebelión con otros dos libros que compartían dos cosas: llevar en el título de los mismos, la palabra Rebelión y que sus autores tuviesen apellidos que empezaran por la letra O, Orwell,  Ortega y Olivares.

Tres rebeliones, la de la granja, la de las masas y en las marcas.

A bote pronto pensé que también se correlacionaban con modelos económicos obsoletos, el agrícola, el industrial y el del gran consumo salvaje.

 

Pero siempre me gusta el rigor y decidí averiguar qué posturas filosóficas defendían.

La Rebelión en la granja”  escrita por ORWELL durante la 2ª Guerra Mundial, constituye una sátira sobre la corrupción del socialismo soviético en los tiempos de Stalin. Analiza la corrupción que engendra elpoder a cualquier nivel.

 

En la segunda Ortega  nos introduce en el “hombre-masa”. Este tiene una impresión de que la vida es fácil, sin limitaciones trágicas. El hombre integrante de la masa se cree que con lo que sabe ya tiene más que suficiente y no tiene la más mínima curiosidad por saber más. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes.

 

Siempre agradezco que cosas de hoy me refieran al ayer. A esos hombres y mujeres que ya escribieron y advirtieron para que pudiésemos mejorar, pero lamentablemente no lo hacemos así. Y esa puede ser una de las razones por las que estamos donde estamos.

 

Corrupción y conformismo son hoy pilares de una cultura que nos invade además de una larga lista  de virtudes que nos adornan como: Prepotencia, crueldad, abulia, falta de responsabilidad y compromiso, victimismo y pancismo. Estandarización  y escasa humanidad.

 

Hemos recorrido un largo camino, muchos años han pasado. Y a lo largo de todo el, nos acompañaron las marcas. “Como signos en la Antigüedad, como distintivos corporativos controlados por los estados en la edad media, señal de propiedad con la apertura del libre mercado de la revolución francesa, sistema memorístico con la revolución industrial y hoy fenómeno social complejo” como explica Joan Costa en el no prólogo del libro de Fernando Olivares.

 

La “rebelión en las marcas” aborda un fenómeno interesante, el gran crecimiento de “las marcas de distribución o MDD” , conocidas por muchos como marcas blancas. Ya en 1992 en EEUU las llamaban “Private Label”. 20 años han pasado y lo que ya sucedía entonces en países más avanzados hoy está en España. Se dice que es la crisis la que favorece el crecimiento de éstas, pero la realidad es que falta por parte de las no MDD, las de fabricante,  un valor que justifique ese diferencial de precio que en ocasiones es del 40%. Así que paso a paso, mes a mes, estas nuevas marcas han ido haciendo desaparecer una larga lista de marcas que carecían de un posicionamiento y una ventaja competitiva clara.

 

Pero hoy yo considero que las marcas están a las puertas más de una revolución que de una rebelión que ya se inició y que hoy se hace muy visible a todos. Ya expertos como Joan Costa nos están advirtiendo que  las marcas son un fenómeno social.

 

Estamos en los preludios de una gran revolución y toda revolución empieza a ser anunciada por Rebeliones. Las marcas ya no son identificadores de productos sólo, no son garantía de propiedad u origen sólo, no son signos de distinción sólo, las marcas son cada vez más filosofías de vida, comportamientos correctos, forma de comportarse, experiencias de trato, culturas de grupos de gente alineada bajo unos principios. Las marcas son vehículos de ALMAS de las organizaciones o personas. Han dejado de ser algo material para convertirse en aglutinantes y vínculos entre personas. Ese es el RETO de las marcas en los próximos años.

 

Rebelión en las marcas pues, no deja de ser una rebelión más de las muchas con las que vivimos. Una más que debería hacernos reflexionar de forma más amplia y recordar y repensar las palabras de Ortega “minoría selectala que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona exigencias superiores.” “Quien no sea todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Y claro está, que ese “todo el mundo” no es “todo el mundo”, era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías  discrepantes, especiales. Ahora “todo el mundo es solo la masa”, quizá sean una buena brújula para guiar nuestro nuevo rumbo.

La Revolución de las marcas  deja de hacer válidos los criterios de la época industrial donde sólo era necesario dinero para construirlas. Donde lo superficial era el Rey, o donde lo falso era aspiracional. El consumo salvaje y la uniformidad, dejan paso a una actitud responsable y un consumo inteligente. La superficialidad al compromiso. Lo falso a lo trasparente. Lo racional unido a lo emocional. Lo global es compatible con lo local. Lo tecnológico convive con lo artesano. La máquina al servicio de la humanidad y la investigación es compatible con el respeto medioambiental.

 

Estamos ante un necesario cambio de cultura, y las marcas son muy buenas herramientas para vehiculizar las acciones de comunicación necesarias para construirla.

 

Tres rebeliones me inspiraron este escrito, que no es más que una reflexión sobre el tiempo que nos ha tocado vivir desde un ámbito poco puesto en valor; el de los INTANGIBLES.

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