Es el valor que añade credibilidad a una relación, reputación a una marca y confianza a un consumidor.
Es lo que diferencia al modelo de comunicación de este nuevo milenio. Un modelo que es sistémico, abierto, socio técnico complejo, integrador de comunicación y acción, participativo, global, multimedia, colaborativo, integral e integrador, etc.
Un modelo que tiene un centro claro: la persona o el ser humano. Un ser social donde solo desde el establecimiento de relaciones puede sentirse realizado. Relaciones con otros y relaciones con el entorno.
Un modelo de interacción que nos sumerge en el cambio permanente propio de lo vivo.
Cambio y incertidumbre son los signos de los tiempos.
Unos tiempos donde más que nunca deber descubrir la esencia de tu ser. Seas persona u organización. Esencia que te conduce a tu identidad diferenciadora. Esa identidad que te permite añadir valor a tus relaciones e interacciones.
Saber quién eres te ayuda a decidir qué haces. Y con coherencia, consistencia y constancia construir una imagen.
Pero en esa construcción de imagen cuyo cemento es lo que hacemos y decimos podemos correr el peligro de actuar como en el pasado desgraciadamente se hacía por parte de muchos: maquillando, ocultando, engañando,… tratando de mostrar lo que realmente no éramos.
Pero se hacía por miedo, miedo a no gustar a todos. No hace mucho que pensábamos que era nuestra obligación gustar a todos. Hoy sabemos que es imposible. Es más no es conveniente.
Hoy ser autentico es un valor apreciado y en alza porque es ser fiel a lo que uno es, a lo que uno cree, a lo que uno hace y a lo que dice. Pero hace falta ser valiente y atrevido.
Ser autentico debería ser el objetivo de personas y organizaciones. Puede que no le gustemos a todos pero probablemente si seamos respetados por la mayoría.
Y sobre todo, nos ayuda a construir REPUTACIÓN. Uno de los activos de más valor hoy. Un activo que no se compra con dinero, al menos por mucho tiempo.
Autenticidad una gran inversión.
autenticidado - 05/01/2023 23:02